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Apoteósis de El Juli en Bogotá

Apoteósis de El Juli en Bogotá

lunes, 19 de febrero de 2018

“Tarde histórica de la máxima figura española, que resiste en el ruedo herido hasta cuajar y lograr el perdón de un excelente toro de Juan Bernardo Caicedo. Primero fue Manizales. Después La México. Hoy le tocó a Bogotá. Mañana, donde lo pongan… Así es la ley de El Juli. La máxima figura española está empeñado en arrasar allá donde haga el paseíllo en esta temporada tan especial de su vigésimo aniversario de alternativa. Lo de esta noche en La Santamaría tuvo tintes de epopeya. Había cortado una oreja del que rompió plaza, pero formó un alboroto en el quinto, ‘Lancero‘, un gran toro de Juan Bernardo Caicedo, que cuajó de manera impresionante hasta lograr el indulto, después de ser corneado en el glúteo.
Volvió a la cara y logró el perdón, consumado el perdón, fue trasladado a la Clínica Contry, donde fue intervenido.
Esa locura llegó en el quinto. ‘Lancero‘, de nombre, de trapío y bravura impresionante. Fue un sensacional toro. Lo toreó a la perfección El Juli hasta lograr el indulto. Todo tuvo una enorme carga emotiva, con brindis incluido a Felipe Negret, empresario y presidente de la Corporación Taurina de Bogotá.
Julián se volcó con el astado. Entrega máxima en una faena en la que se abandonó. Fruto de ello, llegó una tremenda voltereta. Feísima cogida toreando sobre la mano derecha. Pese a lo visible de su conmoción, volvió a la cara del toro el de Velilla para torear en redondo con mayor rotundidad si cabe, a pesar de manar de su boca la sangre. Locura colectiva en la plaza hasta que afloró el pañuelo naranja. Julián recibió los máximos trofeos simbólicos y pasó a la enfermería.
En tarde muy agradable, rompió plaza un buen toro de Ernesto Gutiérrez. Tuvo mucha nobleza, aunque le faltó una brizna más de fuerzas. El Juli no escatimó con él y dejó una faena maciza, con argumento, entendiendo y aprovechando la bonancible condición de su oponente. No falló con la espada y sumó la primera oreja.
El Juli escuchó una ovación en el tercero. Parco botín después de jugársela de verdad con un toro bien presentado de Mondoñedo, complicado y falto de clase. Se metió un arrimón con la fe del que empieza el madrileño, pese a ello, para tratar de extraer muletazos de mérito en esas cercanías. También fue complicado para igualar el astado antes de la suerte suprema. Lástima de espada, dos pinchazos y estocada, que dejaron el balance en saludos desde el tercio”. Albero Lopera (Mundotoro).

El Juli se mostró dominador con el capote frente al primero, de Ernesto Gutiérrez, con el que se fue a los medios a la verónica. Después llegó un quite con premura pero con variedad. La faena de muleta se desarrolló en los medios, exigiendo al toro que humilló tanto que hasta en dos ocasiones clavó los pitones en la arena. El argumento de Julián fue en adelante apretar poco pero sometiendo al aire del toro, que cumplió y dejó al torero improvisar toda serie de suertes. Menos estructura quizás que en otras ocasiones, pero con la misma capacidad. Estocada entera que valió la oreja.
Poderoso el quite por chicuelinas de Juli al tercero, rematado con exquisita media verónica. El de Mondoñedo pasaba con la cara alta al final de cada muletazo y dificultó la lidia en la primera parte de la faena. Pero llegó la mano prodigiosa de El Juli a dictar la consabida cátedra de mando que hizo romper abajo al de Mondoñedo en series de hasta cinco derechazos. Duró poco, pero cuando se rajó alcanzó a ligar las series aunque más cortas. La renuncia fue del toro no del torero. Se escapó el triunfo en dos pinchazos, estocada y dos descabellos.
Capítulo histórico el protagonizado por El Juli frente al quinto de la tarde, Lancero nº 833, de 485 kg. y con el hierro de Juan Bernardo Caicedo, al que le perdonó la vida. El toro peleó en varas y tumbó al caballo de William Torres, que fue llevado a la enfermería. Quitó por lopecinas que volvieron la plaza un hervidero. La faena rompió en la primera serie, entregados toro y torero. Pleno el Juli, bordando el toreo al natural. Con la derecha barriendo la arena y cuidando el temple para redondear el faenón. El toro no paró de embestir y al final de tanto bien torear fue por el torero. Muy fuerte la voltereta, salió herido, pero se incorporó para unos muletazos más. ¿Faltaba algo? Sí, lo épico; el desmayo; la declaración: con su permiso, el triunfador de la feria soy yo; y el indulto empujado por el público que casi de manera unánime lo pidió. Ayudó la barahúnda en que se había convertido el ruedo y los tendidos por la cogida de Julián. Indulto y dos orejas simbólicas para el torero”. Paulo Andrés Sánchez Gil (Aplausos). 

Bogotá (Colombia). Domingo 18 de febrero de 2018. Plaza de toros de la Santamaría. Lleno. Última de la Feria de la Libertad. Toros de Ernesto Gutiérrez (1º y 2º), Mondoñedo, (3º, 4º y 7º, sobrero de regalo) y Juan Bernardo Caicedo (5º y 6º). El quinto, de la ganadería de Juan Bernardo Caicedo, de nombre ‘Lancero‘, nº 833 y 485 kilos, fue indultado.

El Juli (de burdeos y oro) oreja; ovación y dos orejas simbólicas; Luis Bolívar (de negro y oro) oreja, silencio, silencio y oreja en el de regalo.

Fotos: Julián Velasco
  

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