El Juli y Pamplona, el idilio continúa
viernes, 12 de julio de 2019
"La faena de Julián López 'El Juli' al quinto es propia del que manda en el toreo. Con un toro manseando en los primeros tercios, suelto y sin que nadie consiguiera pararlo, el madrileño sólo necesitó dos muletazos para dominar y fijar al toro en el centro del ruedo, para que luego nunca mirara a las tablas y plantear la faena en un palmo de terreno. Pero el magisterio no quedó sólo ahí, porque en la primeras series intentó afianzar la embestida, sin apretar al toro. Con la muleta a media altura, tirando de línea recta, intentado alargar la embestida y rematando los muletazos por arriba, sin apretar al astado, que no estuvo sobrado de raza. Todo ese engranaje permitió, sobre todo, una tanda con la zurda, con el toro humillando, la mano baja y los muletazos por debajo de la pala con profundidad. La sombra estuvo metida durante toda la faena, pero la inteligencia de El Juli va más allá y, para no dejarse ganar la pelea en uno de sus feudos, se metió en terrenos de cercanías y ligó varios circulares invertidos que calentaron al público y aficionado. La estocada fue trasera, por lo que necesitó dos golpes de verduguillo y el magisterio se vio reducido en un trofeo.
A diferencia de la faena del quinto, en el segundo, El Juli también intentó dar todas las ventajas para que el toro, bajo y abierto de cara, embistiera, pero el astado no fue agradecido. Tiró los muletazos en línea recta, sin apretarle, a media altura, con la muleta retrasada y firmeza en los toques. Todo en favor del astado. Sin embargo, esta vez, el toro ofreció pocas opciones y se vino abajo". Javier Jiménez (mundotoro).
"Pero el verdadero cénit de esta tarde variada y rica, como el incatalogable salpicón de Ferrera, fue la faena de El Juli a aquel quinto con hechuras de vaca vieja. Por ceñirse a una lógica estructural ligada, a una ciencia torera, a una sabiduría cierta. Una templanza serena envolvió todo. Dándole un ritmo creciente en su derecha a la espera, ese tempo que embrocaba un tiempo atrás: Juli acompañaba con todo la profundidad buscada. Y con la izquierda también. Encajado pero mecido. Todo lo que se había dejado en el tintero con un toro geniudo, sin poder ni trapío, lo sacaba ahora. Lo gozaba El Juli, que no olvidó dónde estaba: una cadena de circulares invertidos multiplicó el eco y catapultaron la obra. Que en otro circular travestido de cambio de mano sin kilometraje se elevó al cielo navarro. La colocación trasera del espadazo careció de muerte. Y el descabello terminó de cerrar la puerta grande. La oreja tuvo su peso y su festejo". zabala de la Serna (El Mundo).
Pamplona. Jueves 11 de julio de 2019. Feria de San Fermín. Lleno de "no hay billetes". Toros de Victoriano del Río.
Antonio Ferrera (de grana y oro) ovación y vuelta; El Juli (de nazareno y oro) silencio y oreja; Pablo Aguado (de berenjena y oro) ovación y silencio.
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