"Pura faena calibró el portento de El Juli: quinto toro, bajo, acucharado de cuerna, manso y huido a su aire, que complicó la vida a las cuadrillas. Primero, le
bajó los humos el torero en un inicio mandón. Luego, le invitó a quedarse sin irse a base de consentir y dar celo: quieto como un palo, muleta algo atrás para no dañar, hasta torearlo por donde nadie veía toreo hasta que se rajó. El único pero, la espada tan atrás, pero oreja de ley. Su primero fue grande, espeso, noble y sin fondo y lo que le duró lo toreó erguido y despacio como en tentadero, vuelo relajado, brillantes los de pecho, pero pinchó y perdió la oreja". CRV (Mundotoro).