"El segundo tuvo prontitud y obediencia pero le faltó empuje. Estuvo perfecto técnicamente El Juli, tratando de prolongar el muletazo con pulso y aguante. Faena a la medida del toro, que no llegó arriba porque el animal no correspondió al lidiador.
El quinto llevó el hierro de Juan Pedro Domecq. Toro de más romana y también el más deslucido, porque nunca pasó del embroque y cuando tropezó las telas se las quiso quitar de enmedio con aspereza. El Juli abrevió". Mundotoro.