ÁNGEL GONZÁLEZ ABAD (ABC). El XIV premio Taurino ABC ya tiene nombre propio. Julián López 'El Juli' se ha hecho merecedor del galardón en un momento en el que se le reconocen tanto los hitos de la pasada temporada como su trayectoria como primera figura del toreo desde que tomó la alternativa hace ya veinticinco años. Hubo unanimidad en el jurado a la hora de reconocer los méritos del torero en un profundo debate, en el que junto a la decisión final se recordó y valoró la etapa de Andrés Amorós como crítico de ABC, a la vez que no se quiso dejar pasar la oportunidad de destacar la acción de dos entidades en sendos hitos a favor de la Fiesta.
El papel definitivo de la Fundación del Toro en la sentencia del Tribunal Supremo que anula la exclusión de la tauromaquia del bono cultural y del Observatorio Nacional de Culturas Taurinas de Francia en el fracaso de la proposición antitaurina en la Cámara gala tuvieron el reconocimiento de los miembros del jurado, que enfatizaron la importancia en la defensa de los toros.
Pero sobre todo la deliberación del jurado del premio ABC giró en torno a la figura de El Juli, a sus méritos contraídos desde que siendo un niño sorprendió y encandiló a los aficionados, su etapa novilleril que despertó ilusiones y la alternativa en Nimes de manos de José María Manzanares en presencia de Ortega Cano. Desde aquel día de septiembre de 1998, la trayectoria de una figura del toreo suma más de mil ochocientas corridas de toros, unos cuatro mil toros y más de tres mil orejas. Día a día, triunfo a triunfo, jalonando una carrera entre las más brillantes de la historia del toreo en todas las épocas. Ambición irrefrenable y poder ante los toros que en la campaña pasada de 2022 tuvo precisamente en la Maestranza y en Las Ventas sus puntos culminantes.
El Juli recibió la noticia de la concesión del XIV premio Taurino ABC en el campo, dando rienda suelta a su pasión, que no es otra que torear. «Es una alegría, al final los toreros vivimos de lo que la gente quiera ver de nosotros, o de la capacidad que tengamos de llegarle a la gente, y un galardón como este es un privilegio, un reconocimiento que te da una visibilidad especial y que recibo con una satisfacción tremenda y una ilusión enorme».
—Un trofeo que le llega cuando está a punto de cumplir 25 años de alternativa.
—Veinticinco años que me motivan mucho. Para mí es una fecha muy especial. Veinticinco años en esta profesión y al nivel en que he estado no es nada fácil de conseguir, una etapa clave de la que me siento muy orgulloso, muy contento, pero sobre todo muy agradecido. Vivir el mundo del toro en todo este tiempo ha sido maravilloso.
—¿Qué ha cambiado en El Juli desde aquella tarde de Nimes al de hoy?
—Pasas por distintas etapas, es lógico. Pero al final, cuando ha pasado tanto tiempo y llegas a un grado de madurez, de pleno conocimiento de la profesión y del toreo, al quitarte la presión de los números, de las cosas materiales, vuelves a los orígenes, al verdadero significado que tiene el ser torero y al verdadero mensaje que quieres transmitir. Por eso, me siento más cerca de cuando empezaba en el aspecto de la ilusión y, a la vez, es evidente que las cosas van cambiando. Es un hecho que no tengo el mismo concepto que tenía cuando tomé la alternativa, ni esa ambición hacia ciertas cosas materiales. Ahora buscas más sentirte pleno, sentirte lleno, transmitir lo que quieres y todo eso lo priorizas a un triunfo más efímero.
—¿Pero la ilusión es la misma de aquel niño prodigio que sorprendió a todos?
—Es distinta, pero considero que a estas alturas de mi vida me parece mucho más bonito, más profundo, el compromiso que tengo con la profesión que el que pude tener en momentos determinados de mucho éxito. Al final, cuando empiezas parece que todo va sobre ruedas, que todo va a la gran velocidad que la vida te impone, y ahora todo es mucho más meditado, más profundo. En definitiva, todo es mucho más espiritual.
«Al quitarte la presión de los números, de las cosas materiales, vuelves a los orígenes, al verdadero significado que tiene el ser torero»
—En todo este tiempo no ha dejado de estar como primera figura, ¿cómo ha asumido esa responsabilidad?
—Siempre he vivido una situación que no ha sido fácil de manejar. Cuando vives en todo momento la presión esa de estar arriba con el peso de la temporada sobre tu espalda te cae una responsabilidad muy dura. No es lo mismo que estar en otra situación en la que puede parecer que lo que pase contigo sea más irrelevante. Esa presión constante yo la he asumido porque el toreo y las circunstancias así lo decidieron y lo he hecho con toda la responsabilidad, con toda la fe del mundo, con todo un compromiso ineludible. Porque muchas veces tienes que asumir papeles en el mundo del toreo que a lo mejor no es lo que tú exactamente buscas, pero también hay que ser responsable con lo que me ha tocado vivir en esta profesión.
—¿Qué ha cambiado en el toreo en el último cuarto de siglo?
—Muchísimas cosas. Yo lo veo como con los niños, que cuando los ves todos los días no te das cuenta de lo que crecen. Si lo analizas desde la distancia, desde la perspectiva del tiempo, te das cuenta de que el toreo ha evolucionado a una velocidad tremenda. Para mí la gran evolución positiva en estas décadas ha sido el toro. El nivel de toro que se exige hoy, y que sale en las plazas, es muy superior al que había cuando yo empezaba de matador. Y en el aspecto negativo pondría todos los varapalos políticos y sociales que ha sufrido y sufre el mundo de los toros. Esto hace que el toreo no esté en el lugar que estaba cuando empecé.
—Precisamente, esta semana ha llegado la sentencia del Tribunal Supremo que anula la exclusión de la tauromaquia al bono cultural.
—Es celebrar una noticia que nunca deberíamos celebrar, pues nunca debió pasar. El mundo del toro pertenece al mundo de la cultura, reconocido por el propio Ministerio desde hace años, y de repente se le dio la espalda a nuestro sector. En definitiva, Cultura debe potenciar y defender la tauromaquia.
«Atravesamos una época de bonanza con toreros que ilusionan y arrastran gente a la plaza y que de cara al futuro suponen una auténtica salvaguarda»
—¿Cómo valora la temporada de 2022?
—Ahora destaco mi paso por Sevilla y por Madrid, pues, lógicamente, que las cosas grandes te pasen en plazas como estas cobra una gran dimensión en todos los sentidos. Si tuviera que destacar un momento, me quedo con la faena al toro de La Quinta en Las Ventas, con el que viví la grandeza de esa plaza, la entrega absoluta de su afición, y la comunión que pocas veces se alcanza entre toro, torero y público. Allí sucedió todo lo que yo creo y como yo lo siento como torero. El poder para someter a un toro y la capacidad de expresarme al nivel más profundo, más intenso y con mayor entrega.
—Y, además, la séptima Puerta del Príncipe en la Maestranza.
—Un hecho del que me siento tremendamente orgulloso, por entrar definitivamente en Sevilla, una plaza muy difícil. Pero es verdad que ahora lo de los números no me preocupa tanto, aunque tardes como aquella te llenan, pues que abran las puertas de esa manera tan entusiasta es algo soñado. Las circunstancias han hecho que pudiera salir siete veces por la Puerta del Príncipe, pero por encima de eso tengo la gran satisfacción de haber conseguido la comunión con el público de la Maestranza.
—En su primera época, la irrupción de un jovencísimo Juli consiguió arrastrar a toda una generación de jóvenes a las plazas.
—Yo pasé por mi momento de explosión, en el que aporté un buen número de público, y ahí están los registros y los datos. En ese aspecto, los toreros nuevos son los que tienen ahora esa responsabilidad y ese tirón sobre la gente joven. En este sentido atravesamos una época de bonanza con muchos toreros que ilusionan, que atraen y que de cara al futuro suponen una auténtica salvaguarda. Personalmente veo que entre los profesionales actuales hay toreros extraordinarios que creo que tienen condiciones para arrastrar gente a las plazas.
«Lo del bono cultural es celebrar una noticia que nunca deberíamos celebrar, pues nunca debió pasar»
—¿Cómo plantea la temporada que está a punto de comenzar?
—Quiero que sea un año bonito. Afrontaré con la máxima responsabilidad una temporada en la que, aunque parezca algo cotidiano, no voy a volver la cara. Ahí están las cuatro tardes ya comprometidas en Sevilla y las tres en Madrid. Aunque sea lo que siempre he hecho no deja de ser algo especial, y además, anunciarme con los toros de La Quinta en esas dos plazas me ilusiona y me motiva. Mi objetivo en 2023 es disfrutar de mi tauromaquia, de los públicos, en definitiva, cerrar una etapa de mi vida con veinticinco años de torero, de figura, que para mí es un número histórico.
—¿Eso significa un adiós, llega ya el momento de la retirada?
—Es cierto que es el final de una etapa en mi vida y la realidad es que ahora pienso más en lo que pase esta temporada que en lo que pueda pasar más adelante. Lo iré viendo.
—¿Cuál es su visión sobre el toreo actual y su presencia en la sociedad?
—Es un hecho que estamos sufriendo constantes ataques políticos y sociales. Se está haciendo buen trabajo por parte de estamentos como la Fundación del Toro de Lidia, y si atravesamos
—Esto no se acaba…
—Cuando un toro sale a una plaza con un torero enfrente, capaces de trasladar emoción a los tendidos y se viven las sensaciones tan especiales que ofrece el toreo, eso tiene gran fuerza y mucha vigencia.
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